El Quito Fest sigue siendo lo que es, un mega evento de culturas
alternativas en el que desde sus inicios se han combinado en un mismo escenario
las muestras potentes de música nacional y extranjera, aupadas por legiones
enteras de seguidores.
Este año el espacio elegido fue el Parque Bicentenario de la ciudad de
Quito, instalaciones en las que antes funcionaba el Aeropuerto Internacional
Mariscal Sucre (norte de la capital) y que debido a su amplia extensión, ha
brindado mayores facilidades y comodidades para la organización y asistentes.
Si Usted prevé acudir hoy, existen algunas condiciones que deberá tomar
en cuenta para evitar pérdidas o especialmente decomiso de objetos, ya que las
instituciones responsables de la seguridad del festival han prohibido a más de
las restricciones acostumbradas como el ingreso de armas, drogas o bebidas,
elementos como los cigarrillos, botellas que contengan líquidos y hasta la
instalación de pequeñas carpas.
Tome en cuenta además que el espacio no cuenta con sillas o bancas para
la utilización de los visitantes, y que está prohibido el ubicarse junto a las
estructuras metálicas que separan al escenario del resto parque capitalino. No
está permitido el consumo de cigarrillo dentro del parque ni en las
inmediaciones de la tarima. Personal del sistema integrado municipal controla
el cumplimiento de esas disposiciones y de ser necesario realiza el uso de la
fuerza como se registró entre la tarde y noche de ayer. Está prohibido el
ingreso en estado etílico o bajo los efectos de substancias psicotrópicas.
Un espectáculo de primera
La tarima instalada para la presente edición del Quito Fest supera
cualquier expectativa. Dos pantallas gigantes y otros componentes audiovisuales
se despliegan a lo largo del escenario, que es amplio para que músicos,
personal técnico y staff puedan desarrollar su trabajo. El sonido, simplemente
impecable, entregando a los asistentes un producto con los más altos estándares
de calidad y eficiencia. Enormes columnas con amplificadores componen el sonido
aéreo del festival, complementado además con juegos de luces y toda la
tecnología de punta para un evento bien ‘Hecho en Ecuador’. Los visitantes
disponen además de amplias zonas de parqueo cuyo costo es de $0,50 la fracción
hora o el tiempo que estuviere estacionado.
Ayer, en el sector donde se desarrolló la feria del festival, mientras
los grupos interpretaban sus estruendosos y bien sincronizados acordes, varias
instituciones del Estado realizaron exposiciones del trabajo y los programas
que desarrollan.
Los jóvenes y adultos asistentes al Quito Fest 2013, participaban de
actividades como la simulación de movilidad en una silla de ruedas o con un
bastón para personas no videntes, acto que era incentivado al final de la
prueba con premios como camisetas y otros.
La presencia de personal de la Cruz Roja Ecuatoriana, el Cuerpo de
Bomberos, la Policía Nacional y sus diferentes unidades, fue constante en el
primer día del festival.
La opinión detrás de la cámara
(OPINIÓN)
Siendo un aficionado del rock y las culturas alternativas, estoy
acostumbrado a la progresiva restricción en los conciertos y festivales,
restricciones de cualquier tipo, las que todos conocemos como el decomiso de
correas, pulseras, armas, ya que el objetivo principal de esa acción es
justamente precautelar la seguridad de los asistentes.
Como seguidores de un movimiento que pese a los años sigue luchando por
espacios como el que este fin de semana se desarrolla en la capital
ecuatoriana, debemos adaptarnos, acatar, aceptar y en muchos casos hasta
tolerar este tipo de decomisos, y sobre todo intentar cumplir esas disposiciones
para evitar inconvenientes o consecuencias mayores.
Pero, los excesos o la ‘bipolaridad’ también hacen daño a la
organización de eventos, ya que por más indispensables que sean dichos
requisitos para obtener los permisos correspondientes y el respaldo administrativo,
logístico o económico de las instituciones auspiciantes, se siente en el
ambiente un distanciamiento entre los movimientos alternativos y el concepto
original de un concierto de rock u otro género urbano.
Contradictorio, que en el ingreso al festival se decomisen botellas o
envases sellados de bebidas, y que adentro una gaseosa de la firma auspiciante
llegue a costar el doble que en la tienda que está en frente del ingreso al
parque, en la avenida Amazonas.
Contradictorio que personas mayores de 18 años no puedan ingresar con
cigarrillos o cajetillas selladas de ese producto al festival, y que sean
decomisadas anunciado que a la salida serán devueltas, mientras a escasos 10
metros del escenario, en las instalaciones de recreación del parque, había
gente fumando cigarrillo al igual que en el parqueadero o en las afueras del
lugar, o a pocas cuadras donde se celebró la fecha (10 de Agosto) hasta con ‘canelas’
de producción casera y otros licores.
Contradictorio, porque mientras al ingreso las cajetillas eran
arrebatadas de quien las compró pagando todos los impuestos, en el interior se
regalaban preservativos a los asistentes según anunció el integrante de una de
las bandas en los altoparlantes. ¿Acaso fumar cigarrillo en un concierto de
rock es más nocivo para la sociedad que decirles a los jóvenes que tengan
relaciones ahí pero protegidos?.
Pese a las condiciones climáticas propias del antiguo aeropuerto, se
prohibió la instalación de pequeñas carpas de camping en el lugar, así sea un
adulto padre de familia quien la haya llevado para proteger a sus seres
queridos del frío.
Y algo que personalmente considero se debe mejorar, y reitero que esta
parte del texto corresponde a una OPINIÓN PERSONAL como asistente al primer día
del festival; deberíamos buscar la implementación de un mejor sistema de
servicios higiénicos, que en la presente edición son muchos, pero muchos
preferimos ‘aguantarnos’.
Con el riesgo de hacer pública una confesión personal, estoy pensando
en no viajar hoy al igual que muchos otros amigos del rock con los que dialogué
ayer, no por el viaje o la distancia, eso es parte de la aventura, sino porque
a pesar de tener la oportunidad de escuchar gratis a las mejores bandas, en el
mejor escenario, con el mejor sonido y en el mejor país, la actitud prepotente
de quienes te obligan a apagar un cigarrillo solo porque llevan un chaleco con
sello municipal, como si el humo de mi tabaco contaminara más que las aeronaves
que antes permanecían ahí, o la combustión de la gasolina que utilizaron para
llegar en sus camionetas al festival con carpas, publicidad y personal, fuera a
hacer la diferencia.
Las organizaciones se preguntan ¿por qué viene menos gente a los
conciertos, por qué salimos en contra (cuando existe cobro por la entada), por
qué el movimiento no llega, por qué los festivales realizados en zonas rurales
tienen más acogida que los del centro, por qué, por qué?.
Porque creo que el rock es solo eso, ROCK, en toda la extensión de esa
infinita palabra y sus cuatro letras. Porque los roqueros contemporáneos luchamos
por promover la música de nuestras bandas, por pedirlas en las radios y
hacerlas circular en las redes sociales, porque preferimos pagar por un CD que
copiarlo en una cinta magnética como en el pasado, porque los rockeros estamos
cada vez más comprometidos con el género, porque ya hay niños, jóvenes, adultos
y personas de la tercera edad con la misma pasión, profesionales o no, músicos
o no, padres y madres, que desde nuestro espacio seguimos luchando por esta
causa.
Pero, si hay más gente para obligarte a apagar un cigarrillo, armar una
carpa, robarte una gaseosa o tomar fotos, y menos gente para controlar los
problemas sociales que están afuera del escenario del concierto, quizá prefiero
quedarme en casa, poner en la casetera la cinta copiada que me prestó el
organizador del concierto, prender mi cigarrillo y gritar a toda voz en mi interior,
larga vida al rock, ya habrán otras tocadas.
Fotografías y Texto:
R. Paúl López Chamorro
DOMINGO
11 DE AGOSTO
20H45
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19H15
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18H00
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17H00
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16H15
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15H30
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14H45
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14H00
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13H15
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12H30
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11H45
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11H00
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FUENTE: quitofest.com