Amigos, el siguiente es un trabajo especial de mi autoría
que fue publicado en la edición del sábado 26 de mayo de Diario La Hora
Cotopaxi. Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, pocos luchamos por
tenerla. Que lo disfruten.
Fotografías y Texto: R. PAÚL LÓPEZ CHAMORRO
Interno del CRS juró la
Bandera
Santiago, un ejemplo vivo
de que la segunda oportunidad existe para quien la busca.
“Les invito a meditar, hoy
que ustedes tiene el don más preciado que un ser humano anhela, la libertad, no
la pierdan, porque en ese momento nos cortan las alas y no nos permiten volar
al encuentro de nuestros sueños y metas (...), estudien, luchen, y no se
aparten del camino del bien”.
Fueron palabras llenas de
emoción pronunciadas ayer por Santiago Merizalde, de 23 años de edad, un
ciudadano privado de la libertad que decidió con valentía darle una segunda
oportunidad a su vida. Estudia y al cursar el tercer año de bachillerato
participó en el juramento a la Bandera al igual que sus compañeros.
El acto cívico se
desarrolló desde las 10:30 en el patio central de la unidad educativa Monseñor
Leonidas Proaño, institución que permite a jóvenes y adultos de toda la
provincia realizar estudios de bachillerato en la modalidad a distancia, y en
este caso, a los internos del Centro de Rehabilitación Social de Latacunga
(CRS).
Al evento acudieron
autoridades educativas de la provincia, principales y funcionarios del CRS,
familiares y amigos.
Santiago lucía un
impecable uniforme de camisa blanca, corbata y pantalón azul. Pasaba
desapercibido entre sus compañeros de estudio a quienes conoció por primera vez,
de forma física, pese a que mantuvo una constante comunicación a través de
cartas.
Luego del acto protocolario,
la lectura de designaciones de abanderada, portaestandarte y escoltas del
establecimiento, llegó el juramento colectivo.
Pasaron 35 juramentos
individuales antes de que Santiago Merizalde marchara gallardo por la mitad del
patio, oscilando los brazos y con la mirada fija hacia su futuro. Llegó hasta
el pabellón nacional y gritó: “Sí juro”.
El lugar estalló en
aplausos. Santiago giró su cabeza para sonreír con su madre y volteó al otro
lado para verificar que un guardia del Ministerio de Justicia que lo escoltaba,
siguiera su paso de retorno a la fila.
En la planta alta de la
edificación estaba su abuela en compañía de otros familiares, quien al ver a su
nieto en la solemnidad conmemorativa del 24 de Mayo, no contuvo las lágrimas y
se tapó el rostro con las manos, en una mezcla de sentimientos que solo ella
guardará en su corazón hasta la eternidad.
Ejemplo de vida
Patricia Merizalde, es la
madre de Santiago. Esta mujer de 40 años se siente orgullosa porque dice a
pesar del problema que enfrenta su hijo, él ha dado “todo para salir adelante y
va a continuar sus estudios en la universidad”.
Para esta madre, su hijo
es un “ejemplo de vida y un ejemplo para la institución donde se encuentra”,
porque pese a la oportunidad brindada, es el único interno del CRS que juró la
Bandera ayer.
Patricia asegura que su
hijo es inocente y que fue privado de la libertad por una injusticia. “Está
pagando una culpa por algo que no cometió, por eso lucha, para salir adelante
(...), ojalá algún día tengamos la oportunidad de comprobarlo”, dijo Merizalde.
Santiago fue acusado por
un crimen y sentenciado a 12 años de reclusión, de los cuales tres los ha
cumplido entre las rejas y los libros, recuerdos y nuevos conocimientos
adquiridos en clase, entre sus
compañeros de prisión y las cartas de sus amigos de aula.
Proceso educativo
Lorena Albán, tutora de la
unidad educativa Monseñor Leonidas Proaño y maestra de matemáticas de Santiago,
comentó que él es uno de sus mejores alumnos y que en el caso particular de su
materia, registra un promedio de 19 sobre 20 puntos.
La Tutora explicó que las
clases se dictan los días miércoles y jueves en las instalaciones del CRS.
“Ellos (privados de la libertad) reciben las mismas clases que en el colegio,
tienen que hacer las mismas tareas e inclusive se les ajusta un poco porque disponen
de más tiempo libre”, comentó.
Albán menciona que
Santiago Merizalde ha demostrado con tenacidad que “él puede salir adelante a
pesar de las circunstancias en las que se encuentra, tiene excelentes
calificaciones, su promedio actual es sobresaliente”.
El cariño de la clase
Una vez que concluyó el
acto, Santiago caminó hacia la parte trasera del patio. Compañeros, familiares,
maestros y autoridades caminaron hasta él y lo abrazaron en símbolo de
felicitación.
Contrario a lo que muchos
pensarían, Santiago fue muy solicitado para capturar las fotografías del
recuerdo. Entre bromas y agrados, todos pugnaban por inmortalizar el momento
junto al compañero privado de la libertad, sin embargo, el mejor alumno de la
clase.