miércoles, 2 de mayo de 2012

Yo soy de Latacunga...Uy allá (Texto original)

El siguiente trabajo especial, es el homenaje a un coterráneo que con valentía, quizá subconscientemente, reta a los tradicionalismos ‘conservadores’ de la ciudad.
Admiro la forma en la que desenmascara con humor a un latacungueño. Un trabajo muy bien hecho en el monólogo ‘Yo soy de Latacunga....Uy allá’. Algo que me enorgullece recomendar... no se lo pierdan.



Yo soy de Latacunga...Uy allá


Una radiografía de los ‘mashcas’ tratada con humor y talento juvenil.



Fotografías y Texto: R. PAÚL LÓPEZ CHAMORRO.


El artista aparece en escena y lo acompaña en el tablado un banco de madera. Prueba el volumen del micrófono y se comunica con los espectadores del fondo del bar, comprobando que todos alrededor lo escuchen con claridad.
En las mesas hay público de todas las edades, sus amigos íntimos, que cumplen las veces de asistentes, están junto al escenario; su madre y algunas invitadas especiales se preparan para ver la presentación; otros en cambio, giran las sillas para mirar al joven latacungueño, el primero quizá, en hacer una radiografía cómica de la vida de un ‘mashca’.
David Naranjo (‘Davo’) se presenta ante el auditorio, y describe al monólogo ‘Yo soy de Latacunga...Uy allá’: como “básicamente un viaje sobre cómo es ser latacungueño”.

La química con el público es inmediata, y es que a muchos coterráneos le son familiares, por no decir idénticas, las experiencias de vida que ha tenido este “latacungueño de cepa”.
‘Davo’ inicia la intervención fundamentando las raíces de donde proviene. Alguien que es hijo de una ex Mashca Bonita, cuyo padre fue vecino de las fritadas de la familia Guaita, y que fue “criado con teta de machica”, sin duda tiene todos los elementos para hablar de su ciudad.

Los temas
El artista, acorde a las exigencias de la modernidad y la tecnología, respalda sus argumentaciones con una presentación de diapositivas en pantalla gigante, elemento que es valorado por el público ya que les permite llevar la hilaridad del monólogo, y como dirían los entendidos, desde ese instante ‘a reír sin parar’.
El primer tema es ‘La anatomía de un mashca’, su forma de hablar, la comida, el tradicionalismo de las abuelitas y sus remedios caseros, son tan solo algunos de las vivencias puestas en el tapete.
La presentación continúa con el clásico viaje a Baños (Tungurahua) de una familia latacungueña. Los rituales en la iglesia de la Virgen de Baños de Agua Santa, la visita a las piscinas de El Salado, la fotografía en el caballito de madera del parque central, entre otras experiencias son caracterizadas con un original estilo ‘mashca’.
El repertorio continúa con el interior vivencial de una tradicional familia latacungueña. El monólogo ha llegado a los 20 minutos y varios espectadores derraman lágrimas, pero de la incontrolable risa con el ‘chupa la cuchara’.
‘Davo’ pide un aplauso mientras toma un respiro; las carcajadas y el sonido de las palmas se confunden entre la voz del artista, que anuncia el siguiente tema a tratar, denominado como ‘taralalalalalala’, un tributo a la canción Latacunga Romántica intercalado con su rol como el único hombre en casa.
Luego viene un análisis cómico de las fiestas de pueblo del cantón, las tradiciones del sector rural y la intervención de un citadino, y la narración de una experiencia como padrino de bautizo.
Por si esto fuera poco ‘Davo’ continúa el monólogo tratando las limpias con cuy y el ‘agua de calzón’; y luego con las víctimas de ‘doña Irma’, tradicional personaje que comercializa los ‘mazos’ de San Sebastián y su característico escarnio público. 

El plato fuerte
La especialidad de este monólogo es cómo un latacungueño vive la Mama Negra. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos son transparentados; y con sinceridad se analizan las actitudes de todos en el día de la Fiesta de la Capitanía.
“Mascha que se respete le baja la pelada al quiteño que viene a la Mama Negra”, dice ‘Davo’, mientras analiza las ‘pintas’ (ropa), los ‘tragos’, los bailes, los amigos y más. También habla sobre las diferencias entre la fiesta de septiembre y noviembre.
Y claro, se habla de la vecina latacungueña que se inventa los chismes antes de que las cosas ocurran, y que llama a una radio local el lunes siguiente a la Mama Negra, para quejarse de todas las cosas vividas en la fiesta.

El monólogo ha llegado a los 60 minutos, pero David Naranjo dice que la presentación original puede llegar a las dos horas. Todos lo despiden con aplausos y se levantan para estrechar su mano u ofrecerle un abrazo, y es que el cariño entre ‘mashcas’ es sin duda la muestra más sincera de felicitación, ante un trabajo bien hecho.


Detrás del artista
David Naranjo Proaño, tiene 24 años, es egresado en ingeniería en mecatrónica, pero desde que estuvo en cuarto curso mostró un talento especial por la actuación.
En diciembre de 2009 presentó por primera vez su obra, y desde entonces ha deleitado con su talento a más de uno. Sin embargo, ‘Davo’ confiesa que no espera hacer una vida de esto, “lo veo como un hobby, en Ecuador esto es muy duro”.
El lado obscuro de Facebook; Príncipes y princesas nos fregaron el amor; y Yo soy de Latacunga...Uy allá, son su principal repertorio.
‘Davo’ comenta que quizá sea uno de los primeros latacungueños en hacer un monólogo cómico de su ciudad, pero que espera hayan más, de hecho en la actualidad prepara a uno de sus amigos íntimos en la misma área.
“Es necesario hacer cosas diferentes en Latacunga, no el típico desfile de lencería o vallenatos, con el respeto a los organizadores de esos eventos, pero creo que hay que darle variedad a la noche latacungueña”.
“Lamentablemente como sociedad ecuatoriana no valoramos las expresiones artísticas, ni lo duro que es hacer esto (...), pararte en un escenario e intentar hacer reír a la gente es muy difícil”, dice.
Naranjo cree que “el arte en Latacunga está un tanto desierto”. Recuerda a ‘Tío Paico’ o la banda Sal y Mileto, cuyos nombres son referentes nacionales, pero considera que luego de ellos ha existido algo de “pasividad” y  que es tiempo de terminarla.
“Ahora hay muchos músicos buenos, pero creo que faltan espacios, es lo que estamos intentando hacer en ‘El Abuelo’ (café-bar), abrir espacios para la cultura de todo tipo, para aquellos que no somos muchos; creo que las autoridades, pero también la gente somos responsables, si hay actos pero no hay público no sirve de nada, es tiempo de que los jóvenes tomemos las riendas, si no lo hacemos nosotros ahora no lo harán nadie, hemos desperdiciado mucho tiempo”.