Hola amigos, comparto con ustedes un nuevo trabajo de mi autoría que fue publicado en Diario LA HORA Cotopaxi, en su edición del lunes 28 de septiembre de 2009. Lo envio a través de este medio de comunicación, para quienes tal vez se encuentran en otras ciudades y no hayan tenido acceso a la información. Espero que este reportaje nos haga recordar que el verdadero problema empieza en nuestras manos, cuando no realizamos procesos efectivos de manejo de desechos sólidos (basura). Dios los bendiga...
Fotografías y Texto: R. PAÚL LÓPEZ CHAMORRO
OpiP entretenimientos
Dirección de Arte para producción Audiovisual
Buscando 'tesoros'
Más de 30 personas trabajan como mineros en el Proyecto de Relleno Sanitario Pichul de Latacunga; la mitad de ellos son niños que crecen entre la roña.
¿Se ha preguntado usted a donde llega su basura?, seguramente no se imagina la respuesta; las casi 10 toneladas métricas de desechos que Latacunga produce diariamente, llegan a las manos de estas personas, que buscan entre los desperdicios una oportunidad para vivir.
El proyecto Relleno Sanitario de Pichul está ubicado en el límite con el cantón Pujilí, a siete kilómetros de la capital provincial; antes era considerado como un botadero, ya que apenas hace tres años inició un verdadero tratamiento de la basura.
El botadero llegó a la zona hace aproximadamente 10 años, en la administración municipal de Rubén Terán; según los moradores, junto a la llegada de los desperdicios de casi 160.000 personas, se ofrecieron proyectos de agua potable y riego que nunca se cumplieron.
Los minadores
Su jornada inicia a las 05:30 y puede extenderse hasta 12 horas diarias, “dependiendo cuanta basura haya” comentaron; el trabajo consiste en algunos casos, en la recolección de desechos de comida que sirven para alimentar a los cerdos.
La actividad con mayor proyección es recolectar cartón, botellas de vidrio y metales, éstos son comercializados con terceras personas que las venden luego en los centros de recolección; un kilo de cartón ‘rescatado’ por los minadores, cuesta cinco centavos de dólar.
“Aquí se encuentra de todo, una vez encontramos un bebe muerto; lo peor que llega son los ataúdes con la ropa de los difuntos. Nuestro mayor problema es que la mayoría de cartón y cosas que valen, ya se cogen los que trabajan en los recolectores”, manifestó Juana, minadora.
Las personas no pueden asearse luego de trabajar porque no existe agua en el lugar; no utilizan guantes ni overoles para protegerse de las cortaduras e infecciones, no existen chequeos médicos ni vacunas para los minadores; “lo que hacemos es recoger el agua de las botellas que vienen en la basura, para calmar la sed y lavarnos las manos por lo menos”.
El Municipio
Cristian Corrales, encargado del Relleno Sanitario, informó que diariamente trabajan entre siete y ocho personas que son empleados municipales.
Cuando la basura llega en los recolectores, ésta es distribuida en la terraza (plataforma) y cubierta con arena; el relleno tiene un aproximado de 15 años más de funcionamiento.
Los desechos hospitalarios son tratados a casi 500 metros del relleno; el espacio está cerrado con mallas y candados; el suelo de la fosa está protegido por una membrana que evita las filtraciones; luego de cada depósito, se cubre el área con cal y ceniza para realizar el proceso de desinfección.
“La gente que trabaja ahí (mineros) no tienen ninguna relación con el Municipio, ellos están ahí por sus propios medios y su propia responsabilidad; obtienen sus propios recursos económicos porque reciclar la basura es una mina de oro; sin embargo y pese a que el Municipio no tiene responsabilidad con ellos, se les ha brindado varias charlas sobre el cuidado de su salud e higiene”, manifestó Corrales.
Diario La Hora conoció de manera extra oficial, que le Ministerio del Ambiente ha solicitado al Municipio la obtención de la Licencia Ambiental, que exigiría entre otras cosas, la salida inmediata de los minadores.
Criterio médico
Graves afectaciones a la salud por la aspiración de gases tóxicos producidos por la descomposición de la basura, infecciones a la piel, enfermedades bacteriológicas, complicaciones respiratorias y estomacales, serían algunos de los problemas que afectarían a los minadores.
“La gente (minadores) trabaja sin guantes, consideremos que en la basura hay latas filosas de atún por ejemplo, hay vidrios rotos, seguramente los trabajadores se cortan las manos a diario, estas heridas permiten que las bacterias ingresen a su organismo”, manifestó Gonzalo Banda, médico.
Los vecinos
Julio Caiza vive a un kilómetro del relleno, comentó que hace algunos años la situación era desesperante, ya que los recolectores llegaban y simplemente arrojaban la basura; “era una montaña de desperdicios, había muchas ratas y moscas gigantes; ahora como tapan la basura con tierra ya no hay ni olores y fumigan para que no haya roedores”.
Las proyecciones
Franklin Narváez, director de Gestión Ambienta del Municipio, informó en entrevista, que la administración actual planifica cerrar de manera definitiva el botadero de Pichul y que se aspira ejecutar proyectos de transformación de la basura en combustible y energía eléctrica.
“Son proyectos que se están estudiando y será decisión del señor Alcalde (Rodrigo Espín) las acciones que se tomen algún momento, con los recursos (económicos) y las tecnologías necesarias, se hará el cambió”, explicó el funcionario.
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Más de 30 personas trabajan como mineros en el Proyecto de Relleno Sanitario Pichul de Latacunga; la mitad de ellos son niños que crecen entre la roña.¿Se ha preguntado usted a donde llega su basura?, seguramente no se imagina la respuesta; las casi 10 toneladas métricas de desechos que Latacunga produce diariamente, llegan a las manos de estas personas, que buscan entre los desperdicios una oportunidad para vivir.
El proyecto Relleno Sanitario de Pichul está ubicado en el límite con el cantón Pujilí, a siete kilómetros de la capital provincial; antes era considerado como un botadero, ya que apenas hace tres años inició un verdadero tratamiento de la basura.El botadero llegó a la zona hace aproximadamente 10 años, en la administración municipal de Rubén Terán; según los moradores, junto a la llegada de los desperdicios de casi 160.000 personas, se ofrecieron proyectos de agua potable y riego que nunca se cumplieron.
Los minadores
Su jornada inicia a las 05:30 y puede extenderse hasta 12 horas diarias, “dependiendo cuanta basura haya” comentaron; el trabajo consiste en algunos casos, en la recolección de desechos de comida que sirven para alimentar a los cerdos.
La actividad con mayor proyección es recolectar cartón, botellas de vidrio y metales, éstos son comercializados con terceras personas que las venden luego en los centros de recolección; un kilo de cartón ‘rescatado’ por los minadores, cuesta cinco centavos de dólar.
“Aquí se encuentra de todo, una vez encontramos un bebe muerto; lo peor que llega son los ataúdes con la ropa de los difuntos. Nuestro mayor problema es que la mayoría de cartón y cosas que valen, ya se cogen los que trabajan en los recolectores”, manifestó Juana, minadora.
Las personas no pueden asearse luego de trabajar porque no existe agua en el lugar; no utilizan guantes ni overoles para protegerse de las cortaduras e infecciones, no existen chequeos médicos ni vacunas para los minadores; “lo que hacemos es recoger el agua de las botellas que vienen en la basura, para calmar la sed y lavarnos las manos por lo menos”.
El MunicipioCristian Corrales, encargado del Relleno Sanitario, informó que diariamente trabajan entre siete y ocho personas que son empleados municipales.
Cuando la basura llega en los recolectores, ésta es distribuida en la terraza (plataforma) y cubierta con arena; el relleno tiene un aproximado de 15 años más de funcionamiento.
Los desechos hospitalarios son tratados a casi 500 metros del relleno; el espacio está cerrado con mallas y candados; el suelo de la fosa está protegido por una membrana que evita las filtraciones; luego de cada depósito, se cubre el área con cal y ceniza para realizar el proceso de desinfección.
“La gente que trabaja ahí (mineros) no tienen ninguna relación con el Municipio, ellos están ahí por sus propios medios y su propia responsabilidad; obtienen sus propios recursos económicos porque reciclar la basura es una mina de oro; sin embargo y pese a que el Municipio no tiene responsabilidad con ellos, se les ha brindado varias charlas sobre el cuidado de su salud e higiene”, manifestó Corrales.
Diario La Hora conoció de manera extra oficial, que le Ministerio del Ambiente ha solicitado al Municipio la obtención de la Licencia Ambiental, que exigiría entre otras cosas, la salida inmediata de los minadores.
Criterio médico
Graves afectaciones a la salud por la aspiración de gases tóxicos producidos por la descomposición de la basura, infecciones a la piel, enfermedades bacteriológicas, complicaciones respiratorias y estomacales, serían algunos de los problemas que afectarían a los minadores.
“La gente (minadores) trabaja sin guantes, consideremos que en la basura hay latas filosas de atún por ejemplo, hay vidrios rotos, seguramente los trabajadores se cortan las manos a diario, estas heridas permiten que las bacterias ingresen a su organismo”, manifestó Gonzalo Banda, médico.
Los vecinos
Julio Caiza vive a un kilómetro del relleno, comentó que hace algunos años la situación era desesperante, ya que los recolectores llegaban y simplemente arrojaban la basura; “era una montaña de desperdicios, había muchas ratas y moscas gigantes; ahora como tapan la basura con tierra ya no hay ni olores y fumigan para que no haya roedores”.
Las proyecciones
Franklin Narváez, director de Gestión Ambienta del Municipio, informó en entrevista, que la administración actual planifica cerrar de manera definitiva el botadero de Pichul y que se aspira ejecutar proyectos de transformación de la basura en combustible y energía eléctrica.
“Son proyectos que se están estudiando y será decisión del señor Alcalde (Rodrigo Espín) las acciones que se tomen algún momento, con los recursos (económicos) y las tecnologías necesarias, se hará el cambió”, explicó el funcionario.
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